LA EXPERIENCIA DEL AMOR

Quiero hablar de la experiencia del amor desde una situación de encierro…comenzaré preguntando: ¿cómo te cuidad a ti mismo?, ¿cómo te tratas? ¿Cómo tratas a los demás, a tus padres, a tus hermanos y a tus amigos? ¿De qué manera le demuestras tu amor a la persona que amas y con quién compartes tu vida? ¿Cómo cuidas y tratas a esos pequeños que fueron fruto del amor a tu pareja?

El amor se vive todos los días…


Quiero suponer que amorosamente bien y todo el tiempo porque todas esas son expresiones de nuestra capacidad de amar. No importa que tu día haya sido nublado, pero si miras bien el cielo verás que tiene nubes grises, pero jamás pierde su azul. Así es el amor se vive todos los días y nunca deja de ser azul…

Así deberíamos de ser las personas, vivir el amor todos los días y no esperar una fecha en especial para demostrar el amor a los demás, para decir “te amo”, para dar un abrazo, mirar a la mujer que amas… el amor debiera expresarse intensa y cotidianamente.

Si tú crees que vivir solo es respirar y caminar, estamos confundidos, si tú crees que el amor es solo deseo e ilusión, estamos perdidos… el amor es un modo de vivir, una filosofía de vida implica dar, ser generoso, pero también reciprocidad. Amar es voluntad y aceptación, sobre todo, compartir la vida y cuidar a quien amas.

Creo que para vivir el amor deberíamos de ser como los niños, decir lo que pensamos y sentimos en el instante; observa al niño: se enoja, hace berrinche, incluso podrá decirte que no te quiere, pero después, pasa un momento y se olvida de todo, entonces corre a tus brazos y te abraza diciéndote: “te quiero mucho”.

Piensa, cuántas veces tus enojos duran semanas, meses, incluso años… te haces daño y dañas a los demás, ¿cuántas veces has perdido a alguien que amas sólo por tus enojos? ¿Sabes? no existen los padres perfectos, los hijos ni los hermanos perfectos, la pareja perfecta menos. El amor es una tarea de todos los días, para toda la vida; para aceptar a quien se ama, hay que aprender a ceder, no pedir que el otro cambié a conveniencia de uno, el primero en cambiar somos nosotros mismos.